Están entrando a un lugar lleno de magia donde yo......
Soy anfitriona...Deberán saber que en otra oportunidad ustedes serían mis víctimas pero en esta ocasión solo busco vuestra compañía...Compartir gustos y momentos agradables...Yo los invito a caminar a mi lado en las tinieblas...Yo los invito a entrar...Los guiaré para que vuestros ojos se deleiten ante miles de mundos creados por mágicas manos...Y a veces los dejaré entrar a mi propio mundo que encontrarán en mis palabras... Solo se pide que dejen vuestra huella...Vuestro susurro...Vuestras miradas...En definitiva vuestra presencia para poder existir...Si ustedes están ahí...Yo siempre estaré aquí...Envuelta en tinieblas...
Un saludo muy sincero..

lunes, 26 de diciembre de 2016

Unas alas de luz



Abrí la puerta y enseguida salieron revoloteando mil seres alados, virtudes, dones, caracteres, defectos, vanidades… el más audaz el Amor, volaba entre todos seguro de saber quién era.


Todos andaban siempre pendientes del Amor, pues sabían que era el más relevante, el más importante, el más poderoso. A poca distancia la Pasión le miraba de reojo, nunca podía alcanzarle con sus juegos, pero a veces cuando le tenía bien cerca formaban una pareja formidable, saltaban chispas…

Un poquito más rezagado la Nostalgia buscaba hacerse un hueco para ser notada en aquel improvisado juego de sentimientos. De repente se advirtió algo extraño, un elemento no muy bien definido, al que no se le podía poner ningún nombre tenía su cabeza baja, su mirada hacia el suelo, indicaba que estaba triste, que no lo estaba pasando bien.

Los demás sentimientos y seres comenzaron a rumorear sobre ese elemento ¿quién es? decían unos, ¿por qué está tan triste? preguntaban otros; pero nadie acertaba a dar ninguna respuesta sensata así que sin más se acercaron a él y hablaron así:

- ¿Por qué no juegas? ¿Por qué no sales volando y te diviertes como todos nosotros?

- Estoy esperando, (se oyó una voz) estoy esperando a que vengan a recogerme, ya se están retrasando…

- ¿Retrasando? ¿Esperando? pero ¿qué es lo tratas de decir? no te comprendemos, ¡explícate mejor!, (acertó a expresar el más osado carácter, la Impaciencia).

- Sí, veréis, yo soy la Tristeza y tan solo estoy esperando, dentro de unos momentos, estoy segura, volaré de la misma forma que voláis vosotros, es sólo que ahora estoy esperando.

Todos los sentimientos se quedaron muy confusos sin saber bien qué estaba esperando aquel ser que no parecía poder volar ni tan siquiera lo intentaba. Pasaron varios minutos pero por allí no aparecía nadie de los que ya estaban.

La Ilusión que jugaba con la Compasión al escondite se le acercó y le dijo: yo te comprendo, esperas que venga alguien a quien necesitas mucho, pero aunque yo me quede a tu lado no por ello puedo asegurarte que vendrá, pues yo sé que no es suficiente la Ilusión para conseguirlo.

Al rumor de la conversación se acercó la Paciencia y le dijo:

- Yo me quedo si quieres aquí un ratito, tal vez sea necesaria mi compañía si pasa el tiempo y nadie aparece. Voy a llamar al Don de la Oportunidad, tal vez nos ayude con esta espera.

También se aproximó el Orgullo pero viendo que todos andaban muy sumisos y humildes decidió no quedarse, no era su lugar, le aburría esa reunión tan pausada de débiles y entregados. Al poco rato se vio un resplandor grande en el cielo, la Tristeza se incorporó un poco y pudo percibir cómo dos alas blancas y radiantes bajaban desde los cielos para posarse con suavidad sobre su apenada y encorvada espalda.

Al contacto con su piel se fundieron en su cuerpo y majestuosas se desplegaron por encima de todos los sentimientos reunidos. Aquel sentimiento triste entonces agitó las alas y brindando una sonrisa de luz se elevó al cielo y llamando a su lado al resto de sus compañeros se puso a jugar y disfrutar revoloteando por los aires.

La Paciencia viendo que ya no tenía sentido permanecer allí también agitó sus alas y se levantó del suelo. La Ilusión, ilusionada de que todo hubiera terminado bien, emprendió vuelo para reunirse contenta con sus amigos de juegos.

El Orgullo se sintió desconcertado, tal vez no había medido bien las fuerzas de la Tristeza, tal vez se había precipitado en su juicio sobre ella. Le comentó el suceso a la Soberbia que comenzó a mirar a la Tristeza con otros ojos, con más amabilidad y simpatía, tal vez pensando qué en ocasiones podían tener un mismo rostro en su fondo.

El Amor abrió muy grandes sus ojos y con total asombro mirando cómo la Tristeza se ponía una sonrisa en su cara y se confundía con la Alegría les preguntó a todos un poco asustado:

- ¿Quién es ese ser? ¿Quién es capaz de acercarse a la Tristeza, coserle unas alas y lograr implantar en su rostro una sonrisa?

-¿Quién es más poderoso que yo?, ¿quién puede ser más poderoso que yo? preguntaba insistente el Amor, totalmente desubicado.

La Esperanza, la Esperanza, ¡la Esperanza!, se oyó en ecos en el cielo el batir de alas blancas de una verdad. El Amor, miró a todos sus compañeros que revoloteaban por el cielo, miró sus espaldas… vio esa nueva luz de Esperanza en la Tristeza… y comprendió.

Fin

Miradas



Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edificio en construcción. Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó: -¿Qué están haciendo ustedes aquí? El obrero lo miró con dureza y le respondió:




-¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. Vea usted ese mismo cartel. Allá ponen los nombres de Ingenieros, Arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos duro y dejamos en la obra el pellejo. El visitante se acercó entonces a otro obrero y le preguntó lo mismo. -Aquí, como usted bien puede ver, picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y está mal pagado, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a los hijos. Se acercó el visitante a un tercer obrero y una vez más le preguntó lo que estaba haciendo. El hombre le contestó con gran entusiasmo: -Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del mundo. Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias. Además, seguro salvarán muchas vidas, y también aquí darán a luz miles de niños. Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria obra. El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento; una misma realidad. Tres maneras distintas de vivirla: como esclavitud; como resignación; como pasión, aventura y desafío. Piensa que el mundo es un infierno y lo será. Piensa que este mundo es parte del Paraíso y lo será.

Cinco sentidos



Cinco sentidos tenemos,los cuales debemos usar sabiamente.


Usa tu vista, para ver la belleza de la vida,para ver el interior de las personas.

No los uses para criticar maliciosamente cómo se ven o se visten los demás,o para juzgar a las personas, sólo por sus apariencias.

Usa tus oídos, para escuchar a tu prójimo,y poder ofrecerle una palabra de aliento,para escuchar los sonidos agradablesque te ayudan a olvidar las dificultades y edifican tu interior.

No los uses como un arma,o para escuchar cuando se habla mal de los demás.

Usa tu olfato para percibir el olor de las flores,del perfume, del amor.No lo impregnes con los malos olores como lo son el odio,el egoísmo, la traición.

Usa tu gusto para saborear el triunfo de tus metas alcanzadas,de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación.

No lo uses para saborear las derrotas de otros.

Usa tu tacto para sentir y dar amor,para tocar a las persona con tus deseos positivos,con tu caridad.

No lo uses para pedir injustificadamente.

El sexto sentido, el más importante,es el que nos da la sabiduría para distinguir la diferenciaentre los otros sentidos, entre el bien y el mal,entre dar o recibir, entre construir o desmoronar.

A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar,olemos sin percibir, probamos sin saborear, tocamos superficialmente.

Usa tus sentidos sabiamente,no se trata de cuántos tengas,sino de cómo los utilizas.

El globo y el pajaro



Vagaba un globo por el cielo y en su viaje sin rumbo se topó con un árbol y quedó atrapado en sus ramas. - ¿Cómo salgo? – pensó sin desesperarse.




Los globos están acostumbrados a no ser dueños de sus destinos. Pueden permanecer quietos decorando una fiesta o jugar alegremente de la mano de un niño. Pueden acompañar un regalo o ser ellos mismos un obsequio.

Un pájaro vio al globo atrapado entre las ramas y curioso, se posó sobre una de ellas.

- ¿Qué clase de pájaro eres? – preguntó.

- Soy un globo, no soy un pájaro – respondió con la misma tranquilidad con la que esperaba ver cómo salía de allí.

- Pero vuelas como yo, te he visto – dijo el ave.

- Es cierto, pero mi vuelo no es libre, no elijo dónde voy, no soy dueño de mi itinerario.

- Triste por cierto – comentó el pájaro - ¿Eres esclavo de la gente?

- Yo no diría eso – respondió el globo -

Pero no eres libre, tú lo has dicho, no elijes. Mírame a mí, yo ahora estoy aquí porque quiero, pero en un segundo puedo levantar vuelo y posarme en otro árbol, o en un techo. Puedo volar alto o bajo, según desee y ¿tu qué haces? Digo, cuando no quedas atrapado en las ramas de algún árbol.

- Juego con los niños, los alegro, acompaño festejos, cumplo deseos simples, provoco sonrisas, puedo ser también un obsequio y hasta tener diferentes formas.

- Suena interesante, pero… ¿dónde está tu libertad? ¿Cuándo eres dueño de ser un regalo o adornar un festejo? –preguntó el pájaro apesadumbrado.

- Nunca. Jamás elijo, las personas lo hacen por mi. Aún así no me quejo, no es una mala vida.

- No entiendo ¿Qué vida puede ser buena sin elegir? Yo, a diferencia de ti soy libre, viajo, me quedo, hago nido, lo abandono, duerno en ramas de árboles o bajo cartones. Elijo en qué techo me poso. Nadie me dice qué debo hacer, vivo feliz.

Mirando fijo al pájaro que no dejaba de enumerar el sinfín de ventajas que tenía su vida respecto de la del globo, éste le preguntó:

- ¿Alguien te espera? El pájaro quedó pensativo - Pues… no… no lo creo. En realidad, estoy seguro, nadie me espera.

- Triste por cierto – comentó ahora el globo

- ¿Y qué te hace sentir feliz entonces?

- No entiendes, ser libre, ir dónde quiero y cuándo quiero. Mírate tu ahora, atrapado entrelas ramas de un árbol del cual no saldrás, excepto que alguien venga por ti.

- Alguien vendrá por mi –respondió tranquilo el globo.

- ¿Y por qué habrán de hacerlo? Si no te encuentran, los niños buscarán otro globo, igual o diferente no se, pero se conformarán con otro verás.

- No entiendes nada. No tratas con las personas, no todo da lo mismo. Cuando un niño desea algo, quiere justamente ese algo, no otro, aunque se trate de un simple globo como yo.

- Es cierto, no tengo trato con las personas, pero las observo. Veo cómo toman o dejan algo, veo cómo usan a las cosas sin importarles de ellas otra cosa que la utilidad que le puedan sacar. -

Te vuelves a equivocar, los niños no son así. Ellos se encariñan con sus juguetes, los adornos de su cuarto y con nosotros. Por extraño que te parezca, un globo tiene mucho que ver con la infancia.

- Lo dices para consolarte, para encontrarle a tu vida un sentido que no sea el de la esclavitud, siento pena por ti.

El globo miró al pájaro sin rencor. El conocía su destino y para qué había sido creado y con ello estaba contento. Su mayor felicidad era darles felicidad a otros, aunque no dependiese de él el momento o el lugar.

El concepto de libertad, por extraño que parezca, puede no ser lo mismo para todos y el de la felicidad tampoco.

De pronto, el globo comenzó a ser tirado hacia abajo. Un llanto de niña se escuchaba de fondo. Ambos miraron hacia abajo y vieron a una niña y a su padre, quien trataba con mucho esfuerzo de tomar el hilo del globo para liberarlo.

Finalmente, el hombre tomó con fuerza el hilo, tiro aún con más fuerza de él y con una inmensa sonrisa, se lo entregó a la niña, quien de inmediato dejo de llorar.

El pájaro vio cómo la mano de la niña aferraba al globo. Miró el rostro de la pequeña y se dio cuenta qué era la felicidad.

Vio cómo el globo se alejaba con la niña y el hombre, y en el medio de su libertad, descubrió también lo que era la soledad.

Fin Liana Castello ,Escritora Argentina.-            

La flor de la honestidad



Cuenta una leyenda que por el año 250 A.C., vivía en China, un príncipe que estaba a punto de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes de ser coronado, debía casarse.


Sabiendo esto, decidió hacer un concurso entre las muchachas de la corte para ver quién podía ser digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio, escuchó los comentarios sobre los preparativos y sintió tristeza porque sabía que su joven hija tenía un profundo amor por el príncipe. Cuando llegó a casa, le contó a su hija los planes del príncipe y ella sin dudarlo le dijo que también quería participar en la prueba.

La anciana no podía creerlo y le dijo: ¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.

La hija respondió: No, te preocupes querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe y con esto ya me conformo. Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las jóvenes más bellas del lugar, vestidas con sus mejores ropas y con las más brillantes joyas.

Entonces, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será la escogida, se convertirá en mí esposa y futura emperatriz de China.

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: flores, costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en el arte de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y la semilla seguía como el primer día. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada ocurrió. Día tras día veía más lejos su sueño, sin embargo, su amor era cada día más profundo. Finalmente pasaron los seis meses y nada brotó de aquella semilla.

De todas maneras, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordada, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos. El día llegó, sus manos estaban vacías, mientras todas las otras pretendientes tenían una hermosa flor en sus manos. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.

La bella joven de las manos vacías sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.

Entonces, con calma el príncipe lo explicó: Esta muchacha, es la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi esposa y emperatriz, porque todas las semillas que os entregué eran estériles.





Moraleja: No importan los resultados, lo que importa es el esfuerzo y no tener miedo a la verdad, sea cual sea el resultado. Se requiere fortaleza y honestidad para afrontar la realidad de los hechos.

estoy ardiendo en versos que no nacen. Los siento, sin cabeza, remover el caudal de sangre virgen - alfilerazos hondos - en las hebras au...