estoy ardiendo en versos que no nacen.
Los siento, sin cabeza,
remover el caudal de sangre virgen
- alfilerazos hondos -
en las hebras ausentes de mi alma.
Tiritan las estrellas
y tirita mi cuerpo, azul con ellas.
Los eucaliptos mecen la distancia
que anuncia el contrapunto
del silbido de un tren que se desgarra.
Me faltas.
Como el viento al molino
de alma crucificada, rueda inútil;
torrente de agua oculta
que espera al zahorí de manos blancas
para hacerse paloma.
En esta soledad, sueño contigo...
Entre nubes azules,
mil mariposas ciegas, nos descubren,
la densa geometría
de triángulos rizados que se besan
y deshago amapolas cuyos pétalos, buscan
su tibia sepultura en tu regazo.
Al despertar
- las manos, como ajadas -
mil bocas en mis labios
acechan los caminos de la luna
por los que, a veces, bajas.
Y es en vano la espera,
hundiendo el remo lejos de tu barca.
por las innumerables
olas del tiempo;
De recuerdos ajados,
sobre las rotas redes
del viejo malecón,
de la niñez.
El crujido de nuestro viejo casco
emerge sobre el vaivén
de articulaciones doloridas;
Sobre ganzúas de amores
inalcanzados;
Sobre la doliente sal
en heridas de ausencias,
que suplican olvido.
De deseos lascivos
con la bocana
repleta de odios;
Con la palabra paz
ENTRE el fuego ardiente
de la santabárbara,
sobre inocentes ojos.
“Gloria in excelsis Deo”
Miembros de un niño
se dispersan a metros
del mascarón,
por una mina
antipersona.
“Benedicamus tibi”
Redes de corrupción
extienden los fantasmas
de la hambruna a dos
tercios del mundo.
“In nomine Patris et
Filii et Spiritu Sancto”
Y en la cubierta,
vestidos de púrpura,
dan su última bendición
a los misiles.
“Caelo tonantem credidimus
iovem regnare”
“Adorote devote
latens deitas”
Navidad marinera
otra vez me engañaste
con tus cantos de sirena.
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