Os dejo un fragmento de mi primera novela, La catedral de los libros, una historia llena de misterios, donde lo imposible sorprende, y el amor lo envuelve todo.
La catedral de los libros:
Había soñado un montón de tonterías y tenía hambre. En casa nunca había oído rugir mis tripas, la nevera siempre estaba llena, toda la cocina lo estaba, y mama tenía una cocinera que le ayudaba. Esperé más de una hora hasta que me entregaron el trasto, y, cuando por fin tuve la moto delante (que seguía tan indiscreta como especial para mí), lo primero que tenía que hacer era echar gasolina o me quedaría tirado en cualquier momento. Busqué una gasolinera después de comerme un bocadillo dentro del aeropuerto… Echaba de menos las comidas tan ricas de casa.
Saqué una moneda del bolsillo y me la jugué a cara o cruz, la lancé y… ¡cruz! Vale, a la derecha. Encontré fácilmente una gasolinera, casi me dejo tentar y compró unos mapas. En el fondo sabía que era un inconsciente y eso era lo que me hacía querer seguir. Era adrenalina en estado puro… seguro que cuando Claire se atrevió a enseñar mi trabajo no pensó en algo así, ¡seguro que no! Conduje despacio, no quería forzarme. Había pasado demasiado tiempo sentado en el avión, así que paré en un gran parque y anduve un poco para desentumecerme. Me crucé con varias parejas que paseaban. El aire entrando en mis pulmones, mas limpio y fresco que el de Nueva York, era muy agradable; solo habían pasado quince minutos y ya tenía la sensación de conocer el lugar. Puede que solo fuera la necesidad de arraigarme de alguna forma, protegerme de lo desconocido y no sentirme solo a merced de los elementos, de no sentir miedo como el que sentí la última vez en el hospital. Nunca me había sentido solo.
Volví a por la moto y reanudé la marcha. Acordé conmigo mismo parar cada tres horas. Conducía todo el tiempo con una buena faja lumbar, y en esa ocasión continué un poco más hasta que encontré un lugar que estaba lleno de pequeñas casas en hilera. Parecía un pequeño pueblo de paso, no entendía los carteles, pero cuando leí uno en ingles supe que estaba en una zona residencial. Todo estaba muy cuidado. Algo si llamó mi atención: los coches estaban todos juntos y perfectamente alineados, cercados por una valla de madera. Era buena idea, así se veían las calles despejadas; todo parecía más grande y se apreciaba mejor. Sin duda era un bello lugar para vivir, pero no era raro, demasiado tranquilo para lo que yo estaba acostumbrado. Continué, no quedaba mucho para que anocheciera y tenía que encontrar un sitio para dormir.
Resultó que cada cierto tiempo me iba encontrando con residenciales parecidos al primero. Al cuarto paré; era grande y los coches estaban aparcados en las puertas. Me crucé con varias personas, también pasé por delante de una peluquería y una licorería. Me animé a entrar con la esperanza de poder recibir ayuda, y de nuevo la sensación de tranquilidad me envolvió a pesar de la gente y la música. Desde la barra de la licorería me contemplaba impasible una mujer de pelo blanco, robusta y con gafas. Apenas me dirigí a ella en inglés se puso a gritar mirando hacia un lado, entonces salió un hombre sonriendo. Era un clon de la mujer, también robusto, con gafas y pelo blanco… su doble masculino. Contuve la risa mordiéndome la lengua.
-Disculpe a mi esposa, no habla bien su idioma, ¿qué le sirvo?
No me apetecía tomar nada e igualmente pedí una cerveza. Me parecía justo a cambio de información y, encima, tuve mucha suerte; justo al salir del residencial por la parte de arriba había una casa de huéspedes. La mayor parte del año permanecía cerrada, pero habían abierto hacía tan solo dos días. Pagué a aquel hombre dándole las gracias. Cuando me estaba guardando el dinero caí en algo, en el sobre había dólares y otro tipo de moneda pero la mayor parte eran libras irlandesas, ¡no había reparado en ello en todo el tiempo! Seguía sin prestar atención… me quedé muy sorprendido, era como si todo el tiempo algo me estuviera empujando a llegar hasta allí, ¡qué tontería! Me podía haber ido a cualquier otro lugar del mundo, encontrar la guía turística solo había sido casualidad. ¡Ya estaba otra vez desvariando! Llegado ese punto sabía que tenía que dormir y descansar.
Me arrodillé muy despacio con su ayuda, en el fondo de la estantería había un libro incrustado.
-Zora, acércame la linterna –me la dio y enfoque. ¨La Catedral de los libros¨ lo intente sacar pero no pude, en la mochila llevaba las tijeras, Zora me las dio y con la punta fui desencajando el libro, estaba echado hacia adelante y un poco doblado, la cadera me estaba matando ¡Ag!, chille de dolor.
-¡Para!, para un momento, déjame a mí.
Lo intento ella y en poco tiempo consiguió sacar el libro, lo dejo en la mesa y me ayudó a ponerme en pie. Me había dejado las pastillas en la habitación.
-Debió ser un accidente muy grave.
-Lo fue, estuve tres días en coma –me cogió la mano y la acaricio.
-Nunca pensé que me enamoraría de un hombre tan….
-¿Tan qué Zora?
-No lo sé.
-Ni yo de una mujer tan atrapada por las circunstancias…–nos reímos. De repente las risas pararon y miramos el libro.
Permanecimos allí hablando hasta que me encontré mejor y pude andar, Zora me pidió llevar el trasto, le dije que no, aquella moto pesaba demasiado. Tardamos bastante en llegar a Galkay. La dejé en su casa, íbamos llenos de barro, y teníamos que asearnos. Las botas pesaban el doble.
Habían pasado tres días desde mi hallazgo en el árbol, tres días sin salir de la habitación, estaba llena de libros, apuntes y notas por todos lados, tres días sin verla, había estado leyendo sin parar, alternando el libro nuevo, el de el campanario y los demás, estaba sin ducharme y afeitarme y las provisiones de la nevera agotadas. Tenía que salir y respirar aire, mi cabeza estaba llena de datos y cifras, el cuaderno lleno y a ella abandonada, necesitaba verla. Bajé al salón y me senté en el poyete-barra.
-¡Dichosos los ojos!
-Hola, Oscar. Me sirvió y luego me miró varias veces de reojo, contuve la risa y solo lo miré un instante, estaba secando la vajilla y cuando termino se acercó. Mientras me echaba mas café me pidió que entrara en su casa.
-Muchacho, algo no va bien.
-¿Qué no va bien? –nos sentamos.
-Ayer vino el señor Brian.
-¿Qué le dijo?
-No lo vi –no le entendía.
-Gabriel, el olor de la basura era insoportable y la saqué fuera antes.
-Oscar, ¿qué me quiere decir?
-La puerta estaba abierta y por eso se que vino, solo él tiene la llave del cerrojo y no la echo al irse.
-Pudo ser Zora.
-No, ella me hubiera dicho algo, esa muchacha siempre quiere saber cómo me encuentro.
-¿Y a que cree que vino?
-A llamar por teléfono.
-No veo el problema, querría hablar con algún amigo.
-¡Por la mañana!, el siempre ha venido por la tarde, y por la noche cuando ha venido algún hombre a buscar, pero ahora no hay nadie buscando, lo tuyo es diferente, ¿verdad muchacho?
-Sí, claro.
-Gabriel, si se entera de que te cuento estas cosas me hará la cruz y la raya.
-Oscar, le dije que le protegería, todo lo que me cuenta queda entre usted y yo.
-Te lo agradezco muchacho, estas muy ocupado y encima tienes que estar pendiente de un viejo como yo.
-No diga eso más, usted me cuida, es como un padre aquí –en ese momento se emocionó. Alguien le llamó a gritos desde el salón, respiro hondo y salió a seguir con su trabajo, yo detrás hasta la puerta del club.
Respiré profundo todo el trayecto hasta la casa roja, toqué a la puerta, estaba a punto de marcharme cuando la vi bajar por el camino, llevaba la falda roja arrastrando por la tierra, como el día que la vi por primera vez.
Están entrando a un lugar lleno de magia donde yo......
Soy anfitriona...Deberán saber que en otra oportunidad ustedes serían mis víctimas pero en esta ocasión solo busco vuestra compañía...Compartir gustos y momentos agradables...Yo los invito a caminar a mi lado en las tinieblas...Yo los invito a entrar...Los guiaré para que vuestros ojos se deleiten ante miles de mundos creados por mágicas manos...Y a veces los dejaré entrar a mi propio mundo que encontrarán en mis palabras... Solo se pide que dejen vuestra huella...Vuestro susurro...Vuestras miradas...En definitiva vuestra presencia para poder existir...Si ustedes están ahí...Yo siempre estaré aquí...Envuelta en tinieblas...
Un saludo muy sincero..
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